Sistemas institucionales en materia de prevención y reacción a desastres

Guatemala es un país vulnerable ante los desastres naturales y los fenómenos atmosféricos que derivan de este.

Guatemala es un país vulnerable ante los desastres naturales y los fenómenos atmosféricos que derivan de este. En el World Risk Index Report de 2021 Guatemala ocupó el puesto 10 en el ranking de los países que enfrentan más riesgos.

El World Risk Index parte de la premisa de que los riesgos de desastres no están determinados únicamente por la ocurrencia, intensidad o duración de eventos naturales extremos, sino que los factores sociales, las condiciones políticas y las estructuras económicas juegan un papel igual de importante en la génesis de un desastre. En consecuencia, el índice se basa en el supuesto de que cada sociedad puede tomar precauciones directas o indirectas, por ejemplo, a través de una preparación y gestión eficaz de los desastres, para reducir el impacto de los eventos extremos y disminuir el riesgo de desastres. En este sentido, el World Risk Index proporciona una evaluación de los peligros que corren los países al tener que enfrentar desastres derivados de eventos naturales tomando en cuenta estos aspectos. [1]

Es primordial reflexionar sobre la necesidad que existe de mejorar el sistema de gestión de riesgos de desastres naturales en Guatemala, con el fin de fortalecerlo y de avanzar hacia un marco institucional adecuado que permita responder ante una crisis, e incluso prevenir sus efectos en la medida de lo posible.

En este contexto, la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación – División de Medio Ambiente, Cambio Climático y Bioenergía emitió la Guía de Análisis de Sistemas de Gestión del Riesgo de Desastres que establece que la implementación efectiva de lo sistemas de reducción del riesgo de desastres y gestión del riesgo de desastres depende de la solidez de las capacidades institucionales de los actores claves en diferentes niveles de gobierno, sector privado y sociedad civil y de una coordinación efectiva entre estos actores y niveles.

Las instituciones juegan un papel clave en la implementación de las diferentes fases del marco de la gestión del riesgo de desastres. Durante la fase de mitigación o prevención, todos los actores institucionales, desde los ministerios y agencias del sector público especializadas (agricultura, bosques, salud, educación, municipalidades), las organizaciones internacionales, las ONG y otras organizaciones de la sociedad civil, operan programas importantes para generar medios de subsistencia, mejorar la producción y los ingresos de los hogares, y fortalecer la resiliencia y las estrategias de afrontamiento ante desastres. En la etapa de socorro, las operaciones que deben ejecutarse son de rescate y salvamento, para satisfacer las necesidades básicas tales como techo, alimentos y agua. En la etapa de rehabilitación, por otra parte, se busca prevenir que continúe el deterioro de los bienes productivos o generar estrategias para ayudar a los hogares a restablecer sus medios de vida.[2]

Para lograr lo anterior, es necesario que cada una de las instancias involucradas, empezando por las públicas, tengan establecidas correcta y claramente sus facultades y funciones en cada una de las fases de gestión de desastres. Esto implica que puedan ejecutar acciones cuando sea pertinente y tomar decisiones en caso de desastre, que ayuden a minimizar sus efectos. En el caso de Guatemala, se hace necesario fortalecer la institucionalidad de la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres, dándole facultades específicas de ejecución en caso de desastre natural y fortalecer sus capacidades técnicas, incluso para que exista un cambio de paradigma en el sistema de gestión de riesgos, para que este no sea únicamente reactivo hacia una emergencia, sino que actúe de forma proactiva y preventiva. Por último, es importante darle independencia suficiente en la toma de decisiones para que las mismas puedan tomarse con base en la experiencia profesional y técnica de sus directores y no sean influenciadas por actores externos.

[1] World Risk Report 2021, Bündnis Entwicklung Hilft Ruhr University Bochum – Institute for International Law of Peace and Armed Conflict (IFHV).

[2] Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación – División de Medio Ambiente, Cambio Climático y Bioenergía. Guía de Análisis de Sistemas de Gestión del Riesgo de Desastres, pág. 16

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